dimarts, 6 d’abril del 2021

Conflictos de forma

Confiaría usted en un profesional que no cumple las normas y no sabe hacer el trabajo? Y si además de hacerla mal, crea conflictos de incalculable repercusiones?


La política nos sorprende continuamente, especialmente la municipal. El viernes 5 de agosto, en el Diario de Girona, Martín Santiago publicaba la noticia de que cinco concejales de diferentes ayuntamientos habían sido pillados dejándose falsificar la firma para poder presentar una moción al Consejo Comarcal. En su defensa, los concejales, como consejeros comarcales, se escudan diciendo que estaban de acuerdo con la moción, que no tuvieron tiempo de firmarla y que pidieron a otro concejal que lo hiciera por ellos. Es decir, que sólo es un defecto de forma.

Independientemente de que sea verdad o no, todo esto lo sabemos ahora, porque los pillaron. Los concejales admiten que eso no lo podían hacer o que lo han hecho mal y que decidieron hacerlo para ahorrarse el trabajo de tener que firmar la moción uno por uno, o sea dejar de cumplir con este proceso básico establecido de su trabajo. Y esto, no sólo no está bien, sino que es un delito. No se puede hacer. ¿Qué pasaría si en lugar de un político, fuera un ciudadano quien hubiera cometido el defecto de forma? He aquí que lo que tenemos de entrada no es un defecto, sino tres o cuatro conflictos y de los gordos, de forma y de fondo, a pesar de que el presidente del Consejo Comarcal diga "que no hay que hacer sangre", porque " tampoco pasa nada ". Por supuesto que pasa.

Primero, han cometido un delito derivado del hecho de no cumplir sus deberes como consejeros: querían presentar una moción al pleno del Consejo sin respetar la norma y el proceso. Por cierto, al final la moción se ha retirado. Es decir no han sido capaces de seguir la forma, ni tampoco de rendir cuentas ante sus electores por el contenido de sus propuestas.

Segundo, una vez más, determinados políticos no sólo no resuelven los problemas de la gente, sino que se dedican a crear otros nuevos, con su derivado coste. En este caso, han perdido legitimidad como personas, ya que no han sido capaces de saber hacer su trabajo, y como políticos, unos por incumplir una norma y los otros porque dicen que si no se cumple "tampoco pasa nada" . Qué pena impondría un juez a una persona por la falsificación de una firma?

Tercero. Se trata de un conflicto de incalculables repercusiones del que no podremos medir el impacto hasta que vuelva a haber unas elecciones. En ese momento, sabremos si la confianza de los ciudadanos hacia este políticos o hacia toda la profesión ha caído un poco más. Hasta ese instante, no podremos valorar si estos escándalos han incrementado el desencanto de la gente hacia sus políticos.

Cuarto y último, se pueden ahorrar estos conflictos. ¿Cómo? Respetando las normas y cuidando las formas. Los políticos son los responsables del correcto funcionamiento de la sociedad y referentes públicos para la gente. Sus palabras y sus comportamientos son indicadores de lo que es conveniente y de lo que no. Transgredir las normas y decir que no pasa nada genera una preocupación y dudas serias en los ciudadanos sobre la integridad de toda la clase política, ya que pueden llegar a creer que esta es la manera habitual de hacer las cosas, cuando no es así.


XAVIER PASTOR Y EDUARD CARRERA

Artículo Publicado en el Diario de Mallorca el 15 de Agosto de 2011

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